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Los pecados del 'Bolillo' Gómez en el Junior

La rigidez táctica y la falta de adaptación fueron las causas del fracaso del técnico paisa.


El fracaso del técnico Hernán Darío Gómez en el Junior de Barranquilla ha dejado en evidencia su falta de adaptación a los nuevos tiempos del fútbol. Con una mentalidad anclada en el pasado, el paisa ha demostrado una incapacidad para comprender que el fútbol evoluciona, que las dinámicas cambian y que los jugadores, quienes son los verdaderos protagonistas del espectáculo, tienen pensamientos y actitudes diferentes.


Es cierto que, al principio, su llegada como reemplazo de Arturo Reyes generó cierta expectativa en el equipo. Cuando un nuevo entrenador llega, los jugadores suelen querer demostrar su valía, ganarse un lugar en el once titular y mostrar su compromiso. En ese sentido, Gómez supo aprovechar ese impulso inicial y logró crear un ambiente de trabajo positivo, de dedicación y disciplina.


Sin embargo, en el segundo semestre, cuando tuvo la oportunidad de plasmar su visión y plantear su estrategia, cometió varios errores que terminaron por minar su credibilidad. Su terquedad y su negativa a escuchar y adaptarse a las circunstancias generaron grietas en el grupo. No supo manejar adecuadamente la salida de jugadores clave como Sebastián Viera y Juan Fernando Quintero, lo que afectó el equilibrio y la confianza del equipo.


Además, su insistencia en emplear siempre el mismo módulo táctico, sin tener en cuenta las necesidades y debilidades de cada rival, revela una falta de análisis y adaptabilidad. Cada equipo tiene sus particularidades, sus fortalezas y debilidades, y es responsabilidad del entrenador estudiar y preparar estrategias específicas para enfrentar a cada oponente. En este aspecto, Gómez demostró una falta de visión y una rigidez táctica que le pasó factura. Pero quizás el mayor pecado del ‘bolillo’ fue su negativa a aceptar críticas y su afán por imponer su estilo sin considerar las opiniones y sugerencias de los jugadores. El fútbol es un deporte colectivo y el éxito se logra a través del trabajo en equipo y la comunicación efectiva. Al no permitir un diálogo abierto y constructivo, Gómez limitó el crecimiento y la evolución del equipo.


El fútbol evoluciona constantemente y los entrenadores deben estar dispuestos a adaptarse y aprender de las nuevas tendencias y enfoques tácticos.


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